martes, 29 de enero de 2019

Alquimia (Pociones 3), de Amy Alward

¡Hola, bellotitas! Estamos a punto de terminar el mes de enero. ¿Habéis visto la cantidad de novedades que han anunciado? Mis favoritas son las de Hidra y Puck *_*


Me da mucha pena esta saga, porque es preciosa y Nocturna no le dio apenas repercusión. Lanzaron los libros de cara al verano, con lo cual pasaron totalmente desapercibidos, e hicieron poca promoción. Y es una lástima porque es muy original y entretenida. Trata de un mundo con la tecnología del nuestro, pero donde una parte de la gente tiene poderes mágicos. Sam, la protagonista, desciende de una reputada familia de alquimistas. Os puedo garantizar que el primero y el segundo estaban repletos de aventura, además de que la narrativa es muy amena, la historia es muy divertida y nuestra protagonista era a la vez carismática y adorable. 


Dejamos al final de la segunda parte a Sam enterándose de que su amiga la princesa Evelyn se ha casado con el siniestro príncipe Stefan, justo cuando ella tenía la solución para que no tuviera que hacerlo. Se suponía que este matrimonio iba a servir para que los poderes mágicos de la princesa quedaran repartidos y así salvaría su vida, pero nada más lejos de la realidad: la princesa está cada día más enferma. De hecho, varios capítulos del libro están narrados desde su punto de vista, en una especie de sueño al que le han inducido y donde va a ir enterándose de quiénes son los enemigos.
Sam y Zain siguen siendo una pareja estupenda, pero eché de menos algo más de interacción entre ellos. No es una novela donde el romance sea uno de los puntos principales: Sam y Zain son pareja, tienen sus discusiones y sus inseguridades, pero ya está. La novela no gira en torno a eso. 
Al igual que la parte anterior, tarda bastante en arrancar. Sabía que, en algún momento, entraríamos en acción y la historia pasaría a ser trepidante. No me equivoqué. Tengo el segundo algo olvidado en mi memoria, pero juraría que, aunque también tardó en arrancar, no tardó tanto. Soy un poco memoria Dory, tiendo a olvidar los nombres de los personajes de las sagas de un libro a otro (y que tarden tanto en salir no ayuda) pero debo decir que en este libro nos repasan un poquito quién es quién, así que genial. 
Hay una parte en la que Sam y Zain bajan a un volcán, y esa parte es tremendamente descriptiva. Tanto que para mí pasa a ser algo negativo. Me explico: no soy geóloga, no sé cómo es un volcán, ni sé sus partes ni sus diferentes tipos de rocas. La autora explica que bajó a uno y que eso la ayudó mucho para esa parte. Me parece bien que se documentara de esa manera tan exhaustiva, pero para mí se pasó, me atrevería a decir que pocos de los que lean este libro habrán bajado o tenga pensado bajar al interior de un volcán. Con lo cual, tanta y tan detallada descripción hace más mal que bien, ralentiza la narración y llega un momento en que mi cabeza no daba más. ¿Importa realmente tanto detalle de cómo es el volcán? Pues no, la verdad. Solo es un momento puntual en la novela. No merece tanta atención.


Sam es una gran protagonista Sin ser un ideal de belleza, sin estar en forma o ser una lumbreras, es imposible que te caiga mal. Es inteligente y divertida, y a cada capítulo demuestra por qué su abuelo confiaría en ella con los ojos cerrados. 
El libro cierra; se acabaron los cliffhangers. Hay programado un cuarto libro, que no sé para cuándo saldrá, y lo cierto es que lo veo innecesario porque Sam acaba una etapa de su vida y se encamina hacia otra. De cualquier manera, con estos tres tenemos una historia divertida y completamente cerrada.
Un mundo de fantasía, gobernado por una familia real, donde la magia y la hechicería están a la orden del día, pero donde hay internet, redes sociales, tecnología... ¿No os parece original? Con una protagonista que demuestra que no hay que ser una campeona de gimnasia o una licenciada universitaria para vivir tu propia aventura. ¿No os animáis a darle una oportunidad?

Bellotómetro:
4/5 bellotas. Algo lento en algunas partes, pero muy entretenido.

miércoles, 23 de enero de 2019

Nimbo, de Neal Shusterman

¡Hola, bellotitas! ¿Qué tal estáis? ¿Pasando frío? ¡Venga, que no hace tanto! Una mantita, los leggins bajo los pantalones y arreglado :p



Nimbo es la segunda parte de Siega. Con lo que me gustó el autor en su saga Desconexión y lo que me enganchó Siega, tenía que leer este libro, estaba claro. 

CONTIENE SPOILERS DEL PRIMER VOLUMEN, SIEGA.

Tras lo sucedido en la parte final de Siega, Citra Terranova ahora es la Honorable Segadora Anastasia y Rowan ha seguido su propio camino como Lucifer, repartiendo justicia en la sombra e intentando eliminar la corrupción de la guadaña. 
Citra criba con mucha piedad y sus métodos no son del gusto de los miembros más veteranos de la guadaña. Será cuestionada con frecuencia por ello. Mientras, Rowan es uno de los más buscados, ya que está cribando segadores corruptos y reduciéndolos a cenizas para que no puedan revivirlos. La verdad es que el libro empezó de manera bastante interesante, pero le costó bastante arrancar. Nos presentan un nuevo personaje, Greyson, al que la guadaña ha utilizado como ha querido y desechado cuando dejó de servirles. La trama de Greyson se mezclará con la de Citra cuando él se entera de que hay un complot para asesinarla. A estas alturas, el libro había avanzado bastante pero aún no conseguía atraparme del todo. ¿Dónde está la acción?


El momento tan propio de Shusterman en el que no puedes dejar de leer se hizo de rogar. Tardó bastante en llegar, y cuando digo bastante, me refiero a que ya había pasado la mitad del libro. Fue algo muy... raro. Cuando leí lo que estaba pasando no me lo podía creer. ¿Estaba leyendo Siega o estaba leyendo una continuación de la saga Desconexión? No voy a decir lo que sucede pero eso es algo más propio de lo que pasaba en su anterior saga. Un giro que no terminó de convencerme. Apasionante, sí, y le da mucha vida a la historia... pero Siega trata sobre los segadores, sobre la corrupción de la guadaña... no de lo que hacían en Desconexión con los chavales.
A pesar de que no me convenciera, el giro resulta efectivo porque es a partir de ahí cuando le pone las pilas al libro. Seguí leyendo hasta el final, y una vez más, me quito el sombrero ante Neal Shusterman. B·R·A·V·O. La trama final combina acción y angustia a la perfección, y aunque en las descripciones resulta algo caótico y confuso, realmente no necesitas ver todo eso en tu cabeza para vivir lo que está sucediendo. 
Se supone que en su momento nos lo vendieron como una saga de dos libros, pero no lo es. Dicho de otro modo: El final es muy, muy abierto, con un cliffhanger de mil pares de narices. No me esperaba muchas de las cosas que suceden, y ahora solo quiero el tercer libro que, por cierto, no ha salido ni siquiera en EEUU y yo me quiero cortar las venas T_T


Bellotómetro:

4/5 bellotas. Muy bueno, pero tarda mucho en arrancar, y el giro central no me convence.

miércoles, 16 de enero de 2019

El cuento de la criada, de Margaret Atwood

¡Hola bellotitas! Regreso tras las fiestas de Navidad. A todo esto, ¡Feliz 2019!, que no sé si lo he dicho o si a mitad de enero no queda muy mal decirlo XD. Pero bueno, traigo la reseña de la lectura conjunta que organizó Esther del blog Rumbo a lo desconocido:


Poco se puede decir de este libro que no se sepa ya a estas alturas, ¿verdad?. Sabemos que hay una serie de tv que se puede ver de forma legal a través de HBO, y que año tras año acapara multitud de premios;  no es para menos porque las interpretaciones son de otro mundo, además la historia no podría estar más de actualidad, y mira que la novela se escribió en los años 80.

La novela nos retrata una sociedad teocrática en lo que antes era EEUU y ahora se llama Gillead. Digamos que la población está dividida en tres clases: los comandantes, generales, altos rangos militares, etc, que viven cómodamente con sus esposas en buenas casas; los ciudadanos "normales", familias con trabajo y un pisito corriente; y los "caídos", que son los que de alguna manera se han rebelado contra el sistema, de este grupo a los hombres los fusilan y a las mujeres las obligan a ser las "criadas" de las esposas de los militares, es decir, a concebir a los hijos de estos y luego entregárselos, ya que las esposas, por regla general, son infértiles. 

Nuestra protagonista narra en primera persona cómo es su vida allí. La llaman Defred, porque han sido despojadas hasta de su nombre y pasa a ser propiedad del comandante, de nombre Fred. Anteriormente, vivía con su amor, un hombre divorciado, y tenía una hija con él. Tras el golpe de estado, intentaron huir, pero los pillaron. De ahí que sea una "mujer caída": primero, porque incumple las reglas al estar con un hombre no soltero, y luego, al intentar huir. De modo que es una criada y su labor es permitir que su comandante la intente preñar todos los meses. Si lo consigue, gestará el bebé y, cuando nazca, se lo entregará, para irse después a otra casa a hacer lo mismo. 
Adorable, ¿verdad?



La novela en sí me ha gustado, pero no me ha maravillado como al resto de la humanidad. En parte porque antes de leerla había visto ya las dos temporadas de la serie, por tanto no me ha sorprendido puesto que ya lo conocía todo. No me ha quedado muy claro qué es lo que pretende la autora al dejarnos ese final que es un no-final. La denuncia social creo que no está hecha del todo, o al menos todo lo bien que podría estar hecha. Es más, mientras que el resto del universo señala el machismo de Gillead y el feminismo que desprende cada página, yo me quedo con la idea de que el enemigo de las mujeres no son los hombres, como parece que nos intentan hacer ver hoy en día, sino más bien las propias mujeres. Creo que esa parte es una metáfora que nos viene a decir que estamos muy divididas y que en lugar de mirar lo que nos une, nos empeñamos en mirar lo que nos separa, y que cuanto más divididas estemos, más dificultades nos pondremos. 

La novela tiene varios puntos que se diferencian de la serie, algunos para mejor y otros para peor. Por ejemplo, en la serie se abusa mucho del morbo, de las escenas crudas y crueles que en el libro no están, supongo que para enfatizar la pesadilla que es Gillead. Por ejemplo, Janine en el libro es una criada más, pero en la serie está bastante tocada mentalmente, le arrancan un ojo, le hacen protagonizar un numerito con el bebé en que que amenaza con suicidarse... En el libro no hay nada de todo eso. Emily, o Deglen, en la serie se rebela, se pone al frente de un coche y atropella a unos cuantos, nos cuentan que es lesbiana, que tiene mujer e hijo, le quitan el clítoris... pero en el libro es simplemente una que está en contacto con la resistencia y termina suicidándose. Para mí todo eso en la serie es innecesario, pero por ejemplo veo bien que hayan incluido la historia de Luke o alargado la de Moira, que sabemos que llegó a Canadá sana y salva. El personaje de Serena Joy en la serie es mucho más cabrona, luego está el tema de que en la serie han metido una diversidad racial que, tal y como es la mentalidad puritana de Gillead, no me encaja.  En la serie Defred consigue quedarse embarazada, cosa que no ocurre en el libro... En fin. Son bastantes las diferencias, que no hacen que se altere el argumento general del libro, porque este, al quedar tan abierto, en cierto modo da lo mismo. 

Esta es Margaret Atwood, la autora. La que pega, no la que recibe.

En definitiva: si sois fans de la serie, el libro no os aportará ningún dato nuevo, pero os gustará leer una versión sin el morbo de la serie. Acaba igual que la primera temporada, aunque luego hay un epílogo bastante abierto a la esperanza. 

Bellotómetro:

3/5 bellotas. Está bien, sin más. 

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