lunes, 6 de agosto de 2018

Siega, de Neal Shusterman

¡Hola bellotitas! Ya ha empezado agosto. ¿Cómo lo lleváis?
La reseña que traigo hoy es de un libro brutal. Este autor es una pasada.


Título: Siega
Título original: Scythe (Significa Guadaña)
Autor: Neal Shusterman
Editorial: Nocturna
Páginas: 525
Precio: 17€
Detalles de la edición: Tapa blanda con solapas. Capítulos que empiezan en páginas impares. Páginas especiales en negro con el texto en blanco. Faltas de ortografía: SÍ

¿Por qué quise leer este libro? Porque hace no muchos años leí el primero de la saga Desconexión, también de este autor y publicada por Anaya, y me gustó tanto que necesitaba leer su continuación en cuanto salía. Fueron cuatro libros increíbles y me dije que este autor era para tener en cuenta. Siempre dije que era un autor que pegaba mucho en el catálogo de Nocturna. Sigo pensándolo, pero ver una falta de ortografía gordísima ("exiga" en lugar de "exija") en la segunda página de la lectura me ha hecho pensar que Nocturna debería invertir un poco más (tiempo o dinero, lo que corresponda) en revisar sus textos antes de mandarlos a imprenta.



Reseña: Si en Desconexión el autor nos presentaba un mundo en el que se había hecho realidad algo tan polémico como el aborto retroactivo, en Siega nos lleva a una realidad donde no hay muerte por causas naturales. Las enfermedades ya no existen, y cada persona lleva en el cuerpo nanobots curativos que dejan el cuerpo como nuevo tras cualquier cosa. De ahí que, para evitar la superpoblación, existen los llamados segadores. Son personas elegidas para cribar a la población de manera aleatoria. Los protagonistas de esta historia son Citra y Rowan, dos adolescentes a los que el Honorable Segador Faraday propone convertirse en segadores. Las familias de los segadores obtienen inmunidad, es decir, no podrían ser cribados, por lo que en principio los chicos aceptan. Solo uno llegará a ser segador y el otro, eliminado, volvería a su vida normal. Tienen un año para prepararse junto al Honorable Segador Faraday.
Durante el tiempo de preparación, vemos que no todo es tan sencillo como parecía. Matar a alguien así, sin más, solo porque ha sido elegido mediante un criterio aleatorio, es duro y desagradable. La narración se acompaña de extractos de diarios que deben llevar los segadores, en los que se cuestionan cosas como la vida, la muerte, el sistema, la humanidad, la falta de ella, lo que nos hace diferentes, lo que nos une, lo que nos separa, y muchas más cosas. Los segadores son los que deciden quién vive y quién muere, y la forma en que lo hacen. Rápido, lento, limpio, sangriento... No es fácil ser uno de ellos.
Y cuando crees que ya sabes más o menos cómo va a resultar el resto del libro, el autor te da un sopapo en las narices con un giro imprevisible y te quedas mirando con cara de lela. Todo cambia de repente en las vidas de Citra y Rowan, y se vuelve mucho más interesante. ¡No, no spoilers! Y más tarde el tema vuelve a cambiar, y si el primer giro ya fue tremendo, el segundo es que te deja patas arriba. 


Citra y Rowan son dos jóvenes con los que puedes empatizar fácilmente. Son inteligentes y simpáticos, y no cuesta nada seguir su aventura. El libro está narrado desde una tercera persona, y no solo les sigue a ellos (aunque sí en su mayoría), sino que de vez en cuando vemos a otros grupos de segadores, como el del Honorable Segador Goddard, cruel, sádico, que disfruta haciendo masacres y demostrando a todos que él es un ser superior. Realmente odié a este cabrón y a su séquito y me pareció perfecto lo que el autor les reservó. Nada ni nadie se libra de la corrupción, ni siquiera en este libro, y vemos que entre los segadores hay corruptos, más de uno y más de dos. 
El libro es un año. Ya desde el principio se dice que Citra y Rowan deberán pasar una prueba en el Cónclave de invierno, en el cual uno de los dos será elegido segador y el otro no. Por supuesto, dicho cónclave tiene lugar en las últimas páginas, como era de esperar. Sobre quién es el elegido, no diré spoilers claros pero sí una pequeña pista y observación al respecto: unas cuantas páginas antes vemos los pensamientos de uno de ellos y sabemos lo que hará en caso de ganar, con lo cual era evidente que el ganador iba a ser el otro. No sé si el autor lo ha hecho así a propósito o es que los que escribimos ya desgranamos los trucos narrativos sin darnos cuenta de ello, pero a mí me fastidió un poquito la sorpresa, jo. Al menos fue a unas pocas páginas de la decisión del tribunal, si llega a ser antes...
La verdad es que el final del libro queda bastante cerrado y no necesita una segunda parte, pero el caso es que sí la hay, y se publicará en español este otoño con el nombre de Nimbo. Yo, por mi parte, me he encariñado mucho con Citra, Rowan, Curie y el resto de personajes, y tengo ganas de saber qué pasó después. 
Sinceramente, a pesar de que este libro me ha gustado muchísimo, opino que la saga Desconexión es mejor. Es brutal, atrevida, cruel, dura... y tan adictiva y trepidante como Siega. Ambas son muy buenas. Pero si buscáis una saga juvenil que os golpee en lo más hondo, de la que no podáis despegaros, que os haga temer por sus protagonistas, que os haga sufrir y maldecir a los antagonistas, que os haga pensar sobre temas muy actuales sin caer en moralinas o en lo que está bien y mal, sin duda, Neal Shusterman es vuestro autor. Apenas hay romance (queda ya no en segundo plano, sino muy por debajo, se lo menciona de pasada y no es el tema de sus novelas) e incluso diría que sus novelas, aun estando catalogadas como juveniles, deberían ser leídas también por adultos porque los temas que narra son también los que buscan los adultos. 

Bellotómetro:

5/5 bellotas. Sublime. 

1 comentario:

  1. ¡Hola!

    Cada vez tengo más ganas de leer este libro, es uno de los pocos que hay ahora mismo en fantasía juvenil que creo que de verdad podría gustarme mucho.

    ¡besos!

    ResponderEliminar

¡Comenta, bellotita! Me hará mucha ilusión *^__^*

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