miércoles, 10 de octubre de 2018

La chica que dejaste atrás, de Jojo Moyes

¡Hola, bellotitas! Este año el otoño ha venido tardío, porque yo estuve pasando calor cuando ya el calendario marcaba octubre! Bueno, traigo otra de mis lecturas de este verano, una de las (pocas) que me gustaron:


¿Por qué quise leer este libro? Principalmente porque Antes de ti, la primera novela que leí de esta autora, me gustó mucho. Pero luego leí Después de ti... y madre mía, qué decepción de libro. Así que, aprovechando que esta primavera sacaron esta edición tan cuqui, con tapa flexible, y que estaba tiradísima de precio, pues lo compré. ¡Y qué bien que hice!

Reseña: Este libro nos cuenta dos historias que suceden con casi 100 años de diferencia:  la primera nos sitúa en 1916, en plena Primera Guerra Mundial, en un pueblecito al norte de Francia. Allí conocemos a Sophie. Su marido es pintor y se ha ido a luchar al frente. Ella se ha quedado junto con su hermana mayor, los hijos de esta, ambos pequeños, y su hermano menor al frente del negocio familiar, un pequeño hotelito. Como no podía ser de otra manera, los alemanes lo han tomado y saqueado, y ahora se ve obligada a cocinar para ellos a cambio de unas pocas migajas. En el vestíbulo tiene un cuadro que pintó su marido, que representa un retrato de la propia Sophie, llamado La chica que dejaste atrás. Uno de los comandantes alemanes ve el cuadro y empieza a obsesionarse con él. Y la segunda historia sucede en el presente, donde Liv, una joven viuda, trata de soportar el dolor por la prematura pérdida de su marido y que su memoria permanezca intacta. Por eso conserva la casa que él construyó (era arquitecto) a pesar de que las deudas la ahogan cada vez más y se niega a desprenderse de uno solo de sus recuerdos. Le tiene especial cariño a un cuadro que compraron en su viaje de novios, en Barcelona, a un precio muy bajo. Ese cuadro es el nexo que unirá ambas historias.



Las dos historias van narrándose alternando unos capítulos de una con unos de la otra. Así, vemos la dura vida de Sophie y sus esfuerzos para que su familia pueda tener algo que comer, vemos a los habitantes del pueblo, que tan pronto le dan la mano como le niegan cualquier ayuda. Vemos su amistad con el comandante alemán, admirador del arte en general, del de su marido en particular y del cuadro de Sophie en concreto. Y por otro lado tenemos a Liv, capeando como puede la soledad. Quiere honrar la memoria de su marido y por eso hace lo que ella cree que él hubiera querido. Se niega a desprenderse de la casa que este construyó para ambos, a pesar de que no puede mantenerla. Pero al mismo tiempo, está abierta al amor, a encontrar pareja de nuevo. Y así conoce a Paul, un ex-policía, que trabaja como investigador privado recuperando objetos perdidos durante la gran Guerra. Y resulta que una noche Liv invita a Paul a su casa y allí está. El cuadro. La chica que dejaste atrás. Los herederos de Sophie, concretamente los nietos del hermano de Sophie, llevan muchos años buscándolo y reclamándolo como suyo. El pintor, el que fue el marido de Sophie, ha adquirido mucha fama y ahora ese cuadro vale millones. Pero, por supuesto, Liv no está dispuesta a entregárselo. Es un recuerdo de su marido, de su viaje de novios, de la época en la que ella era feliz. Y Paul debe reclamarlo legalmente, porque todas las pinturas que fueron expoliadas por los nazis deben, por ley, volver con las familias de los legítimos propietarios. Es decir, que aunque Liv comprara ese cuadro donde fuera, se considera que el cuadro fue robado por los nazis y por tanto debe regresar a la familia de la que procede. 


Y aquí empieza la batalla. Liv está endeudada hasta las cejas y esto ha sido el golpe definitivo. Pero ella no va a dejarse vencer. Su marido hubiera querido que luchara, y aun sabiendo que tiene todas las de perder, decide ir a juicio. Su única salida es demostrar que el cuadro no fue robado por los nazis. ¿Pero cómo demostrar eso, un siglo después de lo ocurrido? Evidentemente, Paul ha buscado ese cuadro durante mucho tiempo, es un experto y sabe dónde y cómo buscar. ¿Qué va a hacer ella, que no tiene mucha idea, contra un gabinete de expertos?
Y mientras tanto, seguimos con la historia de Sophie. Cuando las cosas parecía que no le podían ir peor, le llegan noticias de que su marido está muy enfermo y probablemente moribundo. La pobre chica no puede más y toma una decisión muy drástica... que no tendrá vuelta atrás. Y en el presente, Sophie sigue gastando un dineral en abogados, en detectives, en viajes para esclarecer los hechos... Está en la ruina, pero necesita ganar ese juicio como sea. Paul tampoco está dispuesto a ceder, está en juego su honor y su reputación, y más cuando el caso trasciende y empieza a salir en la tv y en la prensa. Todo el mundo los reconoce por la calle y la situación empieza a volverse insostenible. 


No soy experta ni en la Primera ni en la Segunda Guerra Mundial, pero la ambientación me ha parecido la adecuada. Realmente me he sentido trasportada a aquella época y he sentido la tensión en el pueblo ocupado, el coraje de Sophie, he maldecido mil veces a los vecinos. En ese sentido, me ha conquistado.
Y el mensaje que da el libro me ha parecido muy bueno. Del mismo modo que el mensaje de Antes de ti era que no debemos interferir en decisiones que no son nuestras ni nos corresponden, en La chica que dejaste atrás el mensaje es que no debemos aferrarnos a las cosas materiales, porque de nada nos sirven sin las personas a las que queremos. Podría darle vueltas a la frase y explicarla... pero creo que es mejor dejarla así. Es una lección que la vida y las circunstancias enseñan tanto a Sophie como a Liv. 
Y el final. ¡Qué final! Me ha encantado. Cómo, poquito a poco, vemos lo que pasó con Sophie, con su marido, con el cuadro... cómo llegó a ese pisito en Barcelona... y la resolución del juicio. Ya antes de que el juez dijera lo que finalmente dijo, Liv se había dado cuenta de qué era lo que ella en verdad quería, y eso es lo importante. Lo que no quita que el final me pareciera precioso y perfecto en ambos sentidos, tanto para Sophie como para Liv. Creí que iba a acabar fatal. Intuía toda una desgracia, tanto en la historia del pasado como en la del presente... y poco a poco el ver que me equivocaba me hacía muy feliz. Sin duda, seguiré confiando en Jojo Moyes.

Bellotómetro:

5/5 bellotas. Un libro que atrapa, y con un precioso mensaje. 

2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Me alegra que te gustara, desde luego que la historia a dos tiempos me llama la atención, aunque ahora mismo no tengo ninguna prioridad por leerlo ajaj

    ¡besos!

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  2. ¡Hola!

    Guardo muy buen sabor de boca con esta escritora desde que leí "Yo antes de ti" y no he vuelto a tocarla, pero tiene pinta de ser muy guay. Espero que me guste cuando me anime, ojalá tanto como a ti.

    ¡Besitos!

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¡Comenta, bellotita! Me hará mucha ilusión *^__^*

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